VISUALIZANDO LA META ETERNA

Pelea la buena batalla de la fe. Echa mano de la vida eterna a la cual fuiste llamado, y de la que hiciste buena profesión en presencia de muchos testigos.

1 Timoteo 6:12


Un nuevo año comienza y se da paso a muchas resoluciones, entre ellas, iniciar una dieta, hacer más ejercicio, o resoluciones espirituales como leer más la biblia, o leerla completa; nos encontramos con muchos métodos para llegar a nuestros objetivos, pero al final algunos se quedan en el camino, otros no logran ayudarnos y no logramos cumplir nuestras metas.

Pensando en todo esto, me dije cuál será mi meta en este año, ahora no digo que todas las mencionadas sean pecado o estén mal, no, no está mal comer sano, hacer ejercicio, ya hemos hablado de nuestro llamado a ser mayordomos y cuidarnos sin caer en la idolatría de nuestro cuerpo.

No está mal el querer leer la biblia en un año y cumplir esa meta, seguro terminarás el año con mayor asombro de quién es Dios y cuánto lo necesitamos. Pero hay un asunto del cual poco hablamos o poco pensamos y es en la ETERNIDAD, ¿nos estamos preparando para ella?

Hay varios versículos que hablan de la eternidad, la promesa de Dios a través de Cristo, la culminación de nuestra redención. Pero quién de nosotras comenzó este año pensando, mi meta será prepararme para la Eternidad; ninguna puede asegurar que estará en pie al final de año, ni siquiera podemos asegurar que estaremos aquí mañana, pero hay algo que es seguro, algún día estaremos frente a esa realidad. ¿Cómo nos estamos preparando para ella?

Hace un par de días una amiga y hermana en la fe, me llamó para pedirme que la acompañara en oración por una familiar que se encontraba en cuidados intensivos, desafortunadamente en un estado crítico y sin esperanza. Hemos estado orando por ella y su familia, porque mientras haya vida siempre hay esperanza; nuestra oración se torno en que Dios la prepare para su encuentro, Él siempre tiene la última palabra y en su soberanía puede restaurar la salud de esta mujer o permitirle el arrepentimiento y la vida eterna.

La vida es tan efímera, que debemos siempre estar preparándonos para ese glorioso encuentro con nuestro Creador.

La biblia nos alienta a correr la buena batalla de la fe. Me encanta pensar como Pablo hace alusión a los atletas; un atleta de alto nivel, vive para su deporte, se entrena cada día para ser el mejor, tiene una dieta balanceada, muchos tienen la mira en las medallas olímpicas, y se preparan por largos años para ello;

qué buen ejemplo, nosotras somos esas atletas que vamos corriendo por este camino de la vida, lo que dediquemos a conocer al Señor y vivir su Evangelio es lo que va a determinar cómo correremos, si seremos de alto nivel o no, porque eso es lo que irá cambiando nuestro corazón de tal forma que nos hará mejores día tras día, semejantes al carácter de Cristo. La dieta balanceada, es la Palabra de Dios, como la escudriñemos, como nos alimentamos, es lo que vale la pena para nuestro progreso como hijas de Dios, con la mira en la vida eterna, no porque la ganemos, sino porque ya nos ha sido otorgada. Entonces los años que estemos en esta tierra, debemos vivir preparándonos para ir casa, el dulce hogar donde no habrá más llanto, ni dolor, donde gozaremos de la gloria de Dios para siempre, eso es más glorioso que una medalla olímpica.

Echar mano a la vida eterna, significa tomar fuerzas cuando pensamos en la venida del Señor y esto nos da ánimo para seguir peleando la buena batalla de la fe, el pensar en la vida eterna nos llena de esperanza. Por eso debemos permanecer en la fuente viva que es Su Palabra.

Quiero dejarte algunos pasajes para darte ánimo:

Juan 14:2-3 “En la casa de Mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, se lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo un lugar, vendré otra vez y los tomaré a donde Yo voy; para que donde Yo esté, allí estén ustedes también.”

Apocalipsis 21:4 “Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.”

Hoy quiero animarte para que sigas corriendo, tal vez tu vida esté siendo sacudida, tal vez estés pasando por enfermedad, o tal vez hayas perdido la esperanza y te encuentres desanimada, pero recuerda: Cristo vino como sustituto, tomó nuestro lugar en el santo juicio de Dios y al mismo tiempo, nos ha dado el regalo más maravilloso de todos: la vida eterna (Efesios 2:1-10). Aférrate a esta verdad, pelea la buena batalla de la fe y vive cada día como aquel atleta, con la mira a la Eternidad.

Andrea Reyes de Vasquez.

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