Guarda tu corazón
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
Proverbios 4:23.
No sé si te has detenido a pensar por un momento qué rápido corre el tiempo, cómo pasa a gran velocidad la vida, somos expuestos a grandes cambios en el mundo, cambios para bien, como la medicina, la tecnología, que acorta distancias, pero también, que han dejado ver la parte oscura de los corazones egoístas: el aborto, la ideología de género, las guerras, el hambre, etc. Cada vez es más palpable la maldad, el pecado, la desvalorización de la vida y nos preguntamos ¿a qué se debe todo esto?
Hoy quisiera hablar del corazón, es ahí donde todo inicia. La biblia nos dice que el corazón es engañoso “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Jeremias 17:9”, y lo que ahí almacenamos determina lo que somos y hacemos, por eso podemos darnos cuenta cuán importante es cuidarlo, ya que lo que almacenamos en él, tiene un gran impacto en nuestras vidas de creyentes.
Nosotras las mujeres siempre batallamos con las emociones, muchas veces nos dejamos llevar por ellas sin control y estas nos llevan a hacer lo contrario de lo que debemos hacer. Estados de ánimo que nos ponen en aprietos y buscamos alrededor a quien poder culpar, pero pocas veces vamos a la raíz del problema: nuestro corazón.
¿Cómo se ve un corazón sin Dios?
En primera instancia un corazón sin Dios, es un corazón muerto, un corazón endurecido que rechaza a Dios y sus mandamientos, ama el pecado, es egoista y orgulloso. El pecado ha contaminado toda la humanidad, conforme pasa el tiempo la maldad aumenta y todo radica en el corazón, es ahí de donde salen los malos pensamientos, los homicidios, las guerras etc “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre… Mateo 15:19-20”. La biblia nos permite identificar claramente el problema del corazón caído; cuantas veces oímos “soy una buena persona”, “no hago mal a nadie”, “no necesito a Dios”, pero esas mismas personas son capaces de pasar por encima de su prójimo con tal de obtener los resultados deseados, con tal de beneficiarsen a sí mismos, esto ya deja mucho que pensar de este corazón caído. El mundo constantemente afirma: “¡sigue tu corazón!”, o “¡primero tú, segundo tú y tercero tú!”, todo está centrado en el hombre, en aumentar su ego y su autoestima, todo lo contario a lo que nos enseña la palabra de Dios, que nos dice que engañoso es y no debemos escucharlo.
Entonces ¿qué necesita una persona para transformar ese corazón pecador? Sin ninguna duda y porque no hay otra solución, necesita a Cristo, el único salvador porque “en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos. Hechos 4:12”, necesita de la gracia de Dios que transforma vidas y cambia corazones. Dios todo lo hace nuevo y el corazón no es la excepción, Él transforma el corazón de piedra por uno de carne (Ezequiel 36:26) Nos va haciendo ver el pecado como lo que es: horroroso; nos hace sensibles a Él, a su santidad y como nos dice su palabra, el resultado son las buenas obras que ya había preparado de antemano para que camináramos en ellas (Efesios 2:10).
Algo que debemos recordar constantemente es que en el momento que la gracia de Dios nos alcanza, nuestro corazón es regenerado y somos justificadas delante de Dios por medio de la fe en la obra de Cristo en la cruz, es a partir de ahí que comienza la carrera hacia la ciudad celestial, lo que comúnmente se conoce como santidad progresiva, en medio de ese caminar, Dios permite situaciones como el Buen alfarero que es, las cuales utiliza para transformar nuestros corazones así como es moldeado el barro, para alcanzar la medida de Jesucristo. Dichas situaciones, revelan lo que hay en lo profundo de nuestro corazón, seguridad, confianza o tal vez pecados ocultos… Mientras estemos de este lado del cielo, siempre habrán caídas (1 Juan 3:5).
¿Con qué alimentas tu corazón?
El corazón es verdaderamente la fuente de todas nuestras actitudes, de lo que somos, pensamos y sentimos, por eso su cuidado es tan importante. Debemos entender que necesitamos un corazón lleno de Dios y su Palabra “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Salmos 119:11”, la mejor manera de llegar a este fin es buscando de Dios incansablemente, en oración y en su Palabra, viviendo a la espera de ese día en que lo veremos cara a cara, esta hermosa esperanza debe alentar nuestras almas, traer gozo y confianza a nuestros corazones.
No nos dejará nunca solas, su Espíritu está ahí para socorrernos, para ayudarnos a ser mujeres piadosas, sensatas, a medida que vayamos creciendo en Él nuestros corazones irán cambiando. Así que amada hermana, no se trata de una poción mágica, ni de “pasos para cambiar tu mente y corazón”, el único que puede hacerlo, lo irá haciendo en tu caminar con Él, permanece atenta a su voz, a sus enseñanzas, cultívalas en tu corazón, aléjate del orgullo y con el tiempo verás los frutos que le darán gloria, y recuerda, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón en Cristo.
Andrea Reyes de Vasquez.