Como un Salmón

Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios.

1 Pedro 3:3-4

Derechos de autor: Marcela Calderon Ilustraciones.

Derechos de autor: Marcela Calderon Ilustraciones.

En un anterior artículo (un llamado a la feminidad bíblica), hablo un poco de lo que es la feminidad y cómo la cultura la ve de una forma tan distorsionada, hoy quisiera poder hacerlo de una manera más práctica, para que podamos ver claramente lo que Dios nos dejó escrito en su Palabra y no solo tomemos el conocimiento, sino que lo llevemos a nuestros corazones y lo pongamos en obra.

La feminidad bíblica, es algo que ha apasionado mi corazón, cada día descubro el verdadero sentido para el qué fui creada, esto trae convicción a mi corazón de su valor y belleza, tengo mucho más claro lo que es ser femenina bíblicamente; antes por falta de conocimiento, tenía una serie de enredos en mi cabeza y pasaba de ser femenina a feminista, lo que es totalmente opuesto.

Dios comenzó a interpelar mi corazón y comencé a verme como en un espejo, frente a su Palabra, y aunque parezca raro, hice una lista de cosas que para mí eran normales, pero que al pasarlas por el filtro de la palabra en realidad no lo eran; algo que me llamó mucho la atención fue la modestia, al vestir, al hablar… cosas que pueden ser muy comunes, pero engañoso es el corazón y muchas veces pensamos que somos humildes, modestos y la realidad es otra; una persona modesta es humilde y esa es una cualidad que anhelo mucho, siempre pienso en lo humilde que fue Cristo y me avergüenzo.

Buscando una definición sobre la modestia en google me encontré con la siguiente:

-Se denomina la cualidad que modera nuestros actos y pensamientos, impidiendonos creernos más de lo que somos. El modesto no tiene o no manifiesta una alta opinión de sí mismo, sino que le resta importancia a sus virtudes y sus logros, y tiene, a la vez, la capacidad para reconocer sus defectos y errores. La modestia es la actitud tendiente a moderar y templar las acciones externas; implica contenerse en ciertos límites, de acuerdo con las conveniencias sociales o personales. También es la cualidad de humilde, de falta de vanidad o de engreimiento.

Al terminar de leer, pensé: ¡qué tan anticultural! Pero así debe ser, como creyentes debemos vivir contracultura, debemos vivir conforme a las escrituras, debemos aprender a nadar en contra de la corriente como el salmón (frase que repito a menudo a mi hija Sara: recuerda hija, como un salmón). Pero lamentablemente no es así, sino todo lo contrario, caemos en la “corriente” común de nuestros días, y nos dejamos absorber por la cultura, aun siendo cristianas nos dejamos seducir, en la forma de hablar, de vestirnos, de dirigirnos a los demás, sin tener cuidado en cómo nos expresamos, cómo nos conducimos; terminamos viviendo como vive el mundo, terminamos desagradando a nuestro Dios, viviendo culturalmente y no bíblicamente.

Algo de lo que no me siento para nada bien, pero gracias a Dios que transforma, es mi antigua forma de vestir, siempre había algo interesante que decir de mi persona: poco humilde y poco modesta; pero ver hacia atrás o verme como en un espejo (frente a su palabra) es algo que me encanta hacer a menudo, no solo centra mi corazón a la verdad de Dios, sino que también veo lo que Dios a través de su Palabra ha ido haciendo en mí con el tiempo, veo su bondad Filipenses 1:6, su amor Romanos 5:8, su poder Efesios 3:20, su misericordia 1 Pedro 2:10 y también al ver mis pecados y mis fallas que no me hacen mejor que los demás, puedo verme como realmente soy, puedo ver el obrar de su Espíritu en mi vida y en mi caminar.

Reconocer los errores y los pecados ante Dios y antes los hombres no es fácil para ninguno, pero créeme, es lo más liberador que podrás experimentar, te ayudará a tener el concepto justo de ti y de los demás, te ayudará a crecer, y a ser humilde. Y en cuanto a el vestido, la forma de hablar, etc. No hay nada más hermoso que adorne a una mujer que un espíritu tierno y enseñable, humilde, ayudador, no queriendo poner sus intereses por encima de los demás.

Hoy quisiera animarte a hacer una lista de cosas con las cuales luchas, incluso aquellas que tal vez tú no notas y crees no son un problema, pero que hoy sabes existen pues otras personas al notarlo te lo han dicho, debemos tener en cuenta siempre la opinión de los que nos rodean, ellos logran ver objetivamente quiénes somos, y comiences a orar por ello, le pidas al Señor que te ayude, que te transforme, y también pon en práctica los consejos, de la Palabra primero, pero también de los que te aman, y sabes que quieren tu bien.

Mírate como frente a un espejo en la Palabra de Dios y revisa tu modestia, en el vestir, en el hablar, en la forma de ver a los demás, hazlo con un corazón sincero, y actúa en consecuencia. Me gusta mucho una frase de C. S. Lewis que habla del amor a los demás, pero yo digo que es una frase muy adecuada para cualquier cosa que Dios esté haciendo en los corazones, la frase dice: “no te preguntes si amas a tu prójimo; actúa como si lo amaras y terminarás amándolo”, yo diría: no te preguntes si eres una persona modesta o cuanto te falta para serlo, hazlo, actúa como si fueras una persona modesta y terminarás siéndolo, se humilde y terminarás siéndolo, vístete con modestia, con espíritu enseñable y terminarás teniéndolo; con la ayuda de Dios es posible.

Recuerda que no hay nada imposible para nuestro Dios, y que lo que Él quiere es hacernos cada día más como Cristo, aunque eso nos lleve a nadar en contra de la corriente como un salmón.

Andrea Reyes de Vasquez.

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