Habla verdades a tu corazón y toma fuerzas para seguir caminando
Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28
Dios no es un Dios lejano como muchos creen, lo que nos separa de Dios es el Pecado, pero Jesús ha venido y gracias a sus méritos podemos acercarnos al Padre. El pecado nos aleja, pero no es lo único que hace, también nos mata lentamente, nos lleva a una eternidad sin Dios, nos aleja de su plan, de lo que Él diseño para nosotras, no aleja de vivir para su gloria.
¿Cómo puedo como cristiana regenerada contrarrestar el pecado?
Existen formas específicas en las que necesitamos apoyarnos en la autoridad de la Palabra de Dios, abrazar las verdades que hay en ella, acercarnos a El para conocer su maravilloso plan para nosotras como mujeres -feminidad bíblica- cómo y para qué fuimos diseñadas por Dios; una verdad que debemos hablar y recordar a nuestro corazón.
Antes de conocer a Cristo nuestra inclinación era siempre al mal, y aun siendo ya creyentes no es fácil evitar el pecado, a causa de nuestra naturaleza pecaminosa y caída; como dice un hermano en la fe: No somos personas buenas que hacemos cosas malas, somos personas malas que hacemos cosas buenas.
Juan 15:5 nos enseña que lejos de Dios nada podemos hacer, somos completamente dependientes de su Gracia y aun mas allá, sabemos que las obras buenas que lleguemos hacer también vienen de Él (Efesios 2:10); esta verdad bíblica siémbrala en tu corazón. Debemos ser conscientes que solo su Gracia regeneradora puede llevarnos a tomar el camino hacia una vida de santidad, Dios trabaja desde nuestro interior formando el carácter de Cristo en nosotros sus hijos, no solo para alejarnos de la vida pecaminosa en la cual andábamos, sino también por el propósito principal para el que fuimos creados ¡PARA ALABANZA DE SU GLORIA! (Efesios 1:3-14) Toma fuerzas en esta verdad para seguir caminando, fuiste creada para su gloria.
Todos los atributos de Dios lo hacen único, incomparable: su santidad, su justicia, su bondad, su amor, su misericordia, su paciencia, este último atributo siempre me ha llamado la atención, qué bueno que Dios no es como nosotros, seres afanosos… Él en su gran bondad, misericordia y paciencia trata con cada uno, y lo hace de una forma individual, personalizada, porque Él es el único que conoce nuestras vidas, nuestros corazones y pensamientos (Salmos 139:4).
Con algunos Dios toma su tiempo para el crecimiento, esto no quiere decir que no esté trabajando en ese corazón, simplemente Él está haciendo mil y una cosas que no podemos ver o muchas veces percibir, pero no quiere decir que no trabaja en nosotros, lo que si debemos tener muy en cuenta, sea que seamos cristianos de años o nuevos cristianos, es que si pecamos, podemos ir al Señor en arrepentimiento y abogado tenemos para con el Padre (1 Juan 2:1). Dios nos manda a refugiarnos en su verdad, su palabra es verdad.
Debemos ir a Nuestro Padre Celestial y pedirle que nos dé un corazón enseñable y humilde, que podamos aprender a reconocer que no somos seres perfectos, sino caídos, pero regenerados por gracia, que necesitamos de su presencia, de su palabra, para llegar a cumplir los dos mandamientos en los cuales se resume una vida cristiana, una vida abnegada, y que deben ser palpables en la vida de los creyentes comprados por su sangre: amar a Dios sobre todo y amar al prójimo como a sí mismo (Mateo 22:37-39).
Debemos hablar verdades a nuestros corazones, sobre nuestro diseño y todo lo que Dios dejó escrito como instrucción para que caminemos en obediencia. Santiago 1:22 “pero sed hacedores de la palabra y no tan solo oidores, engañándoos vosotros mismos”. Por lo tanto, mi hermana, Dios nos dejó su palabra como instrucción, no eres la única que puede pasar por dificultades, por pruebas o caer y desanimarte, pero estoy segura que a lo largo de tu prueba Dios está contigo, Él te sostiene y continuara perfeccionando su obra en ti (Filipenses 1:6), por eso, habla verdades a tu corazón, toma fuerzas y sigue caminando.
Andrea Reyes de Vasquez.