Aprendiendo a través del dolor

Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.

Romanos 8:18

200115-devo-web.jpg

El sufrimiento es una palabra que asusta muchas veces, ninguna persona podría decir que se hace voluntario para el sufrimiento, humanamente es algo de lo que huimos, si nos dieran a escoger seguramente hasta eliminaríamos esa palabra de nuestro diccionario, pero en el mundo caído donde vivimos es inevitable; en nuestra mente finita nunca podremos saber en realidad cuánto sufrió Cristo, cuánto fue el precio de nuestra culpa, jamás lo sabremos.

El sufrimiento puede ser un dolor físico, o emocional, que nos lleva a sentirnos abatidos y necesitados de descanso. Hace un tiempo experimenté mucho dolor en mi vida, físico y emocional, y puedo decir que el dolor físico, aunque pueda ser horrible es mucho más llevadero que el emocional.

A través de este dolor (una enfermedad en mi útero), yo no solo renuncié a ser madre (biológicamente) sino que he pasado por dolores insoportables, pero a medida que pasan los días puedes llegar a acostumbrarte o por lo menos saber qué hacer, aprendes a conocer el dolor y sus analgésicos, y créeme se de lo que hablo.

El sufrimiento nunca avisa y este llegó a mi vida de una forma inesperada, justo cuando en mis planes estaba tener más hijos biológicamente (no me cierro a otras posibilidades), unos meses antes de este incidente había empezado un tratamiento de fertilidad, pero como dice una analogía sobre el sufrimiento por el Pastor Joselo Mercado: “en el boxeo no son los golpes que noquean a un boxeador, lo que lo hace es ese golpe inesperado”, y justo así llegué a sentirme; ver llegar todo como un golpe inesperado y comenzar a hablar verdades a mi corazón, sentí mucho temor (como humana que soy) de no saber cuál sería el fin de todo esto y hasta donde permitiría Dios; pero al mismo tiempo tener completa confianza de que el Señor esta al control de todo, “nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place.” Salmo 115:03.

A medida que pasaron los días mi corazón tomo fuerzas en el Señor, en que Él siempre sabe lo que es mejor para mí, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28. Como Pablo y su aguijón, este tiempo ha sido de completa dependencia, sin queja y eso es solo gracia de Dios, soy muy quejumbrosa; durante este tiempo de dolor Dios ha puesto en mí una pasión aun mayor por la escritura y el deseo de compartir con más mujeres, para alentar a otras y mostrar que Dios es digno de confianza, que Él no siempre nos dará lo que queremos, pero sí, estoy segura, siempre nos dará lo mejor, lo que necesitamos para ser más como Cristo.

Creo qué, si Dios no hubiera permitido que yo pasara por este desierto, tal vez nunca hubiese pensado en compartir mis escritos, poemas y testimonios de lo que Dios ha hecho, hace y hará en cada vida que está en sus manos, aquí les comparto un poco de la mía. “Espera al SEÑOR; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al SEÑOR.” Salmo 27:14.

Otra cosa que aprendí es a estar quieta, vivía en el afán de la vida, por el hogar, el trabajo, que me absorbía sin darme cuenta, el afán por querer tener el control de todo (es un sentimiento muy humano), pero aprendí a dejar todo en manos de Dios, de eso se trata estar quieta, sabiendo que Él tiene cuidado de mí, aunque las situaciones digan o griten lo contrario, hay un versículo que retumba en mi corazón desde aquellos días, y que recuerdo cuando paso por momentos donde debo dejarle todo a Dios, “Estad quietos y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra. Salmo 46:10.

Yo no sé cuál es la situación difícil por la cual estás pasando, o qué desalienta tu corazón, pero lo que sí te puedo decir es que, sin el sufrimiento, nunca llegaríamos a ser como Cristo; nos hace humildes reconociendo que Dios puede hacer lo que nosotros no podemos, nos da dependencia, seguridad de que Dios está al control de todo, vemos su misericordia, porque siempre puede ser peor, y nos permite ver que nada de esto se compara con las cosas hermosas que nos esperan en la gloria venidera.

Ver la Misericordia de Dios en medio del dolor, es lo que un corazón necesita para anclarse a su voluntad.

Andrea Reyes de Vasquez.

 
Blog Diseño Divino10 Comments